¿Por qué elegiste el camino de las letras?
Creo que me eligió, en serio, no caminaba y sabía hablar, apenas me paraba y juntaba letras, siempre me gustó leer, además que cuando me puse a escribir no paré más… Descubrir que las palabras esconden mundos que se abren a palabras que ni conocías, ese fue mi pasaporte a regiones inexploradas y aún sigo en pleno viaje.
¿Cómo es la pega del facilitador cultural?
Se parece a la de Bob Esponja, pero sin suspensores… Preparamos Cultur-burguer todo el tiempo, pero siempre hay Calamardos de poca monta que se las quieren afanar, llámense periodistas de a cuarta o malgestores inculturales… La idea es seguir cosechando la “imaginación” en los jardines humanos, sin perder el humor.
¿Hay poesía de CF?
En Chile no mucha, pero se puede seguir una línea a partir del vuelo fugaz de Huidobro, pasando por Oscar Hahn, nos quedamos un buen rato con Maquieira y Juan Luis Martínez, hasta que llegamos a Javier Campos y de ahí a Tomás Harris, donde aterrizamos, pues no han aparecido muchos más… En verdad, me interesa más la “poesía” (riesgo, audacia, rebeldía, acrobacia tanto formal como de contenidos) que encuentro en Bradbury, Smith, Delany, Zelazny, Ballard y algunos párrafos perfectos de Gibson.
Así como se necesita cierta capacidad de comprensión para apreciar la poesía, ¿se podría decir lo mismo de la CF? (mis amigos de TauZero podrían darme una charla al respecto, pero quiero conocer tu opinión)
Creo que la comprensión lectora, en la literatura fantástica, va siempre unida a la capacidad de suspensión de lo real y la recreación de mundos, al interior del acto mismo de leer. Así la CF no sólo me hace viajar textualmente, sino que desacomoda mis ideas, mis prejuicios y mis horizontes conceptuales. Me traslada a nuevos contextos, aún antes que estos existan y eso, creo, no es poca cosa para un simple mortal lector…
Ver impresa la antología «Años Luz. Mapa estelar de la Ciencia Ficción en Chile», ¿fue como tener un hijo?
Antes te hubiera dicho que sí, como me pasó con mis libros de poemas, pero después de tener en mis brazos a mi hija Sofía, minutos después que nació, te digo que no, que no se compara con nada. Ver a los autores encontrarse con su texto, a los lectores reconocer o descubrir autores, a los críticos asombrarse de la cantidad y calidad de nombres ¡eso sí que valió la pena!
¿Se está llenando el vacío en la literatura de CF chilena?
Por cierto que no, apenas hemos vislumbrado lo que resta del pasado, lo hemos cotejado entre coleccionistas y teóricos y puesto al día. ¡Faltan las plumas del mañana y espero estar vivo para leerlas! Ahora, un poco más serio, quisiera decirles a los autores del fándom que saquen un poco sus cabezas de las madrigueras y asomen un pie fuera del gueto: les haría bien ser parte de la literatura chilena, y aún más, a sus escritos que muy pocos leen, y por cierto, a los críticos, los obligaría a repensar sus frases esterotipadas: que la CF es adolescente, que no saben hablar de otra cosa…
Leí por ahí que buscabas «desmantelar un complot de negaciones» con esta antología… ¿Cómo es eso?
Pienso en los viejos cracks, Hugo Correa y Elena Aldunate, por ejemplo, nunca aparecieron en la foto de llegada de la literatura de los años 50tas, aunque todos les ubicaban y habían leído. Lo mismo con Ilda Cadiz, Antoine Montagne o Raimuyndo Chaigneau en los 60tas. Luego en los 80tas, Claudio Jaque, Héctor Pinochet o Francisco Rivas y así, en cada década o época hasta hoy. Los críticos, esos niños estrellas del periodismo y las vacas sagradas de las páginas dominicales, ni se inmutan para ningunearles y bajarles el perfil. ¿Y el fándom? Brilla por su ausencia, cuando debiera defenderles como a santos patrones, o por lo menos, como pioneros y respetar que están parados encima de sus huesos tanto tiempo ignorados.
¿Por qué crees que se ha producido este fenómeno de “gente culta recuperando modos de expresión popular (comic, animé, cine clase B, etc)” de manera tan tardía en nuestro país, y cuáles crees tu que han sido los detonadores particulares para Chile?
No creo que nadie haya recuperado nada, todavía, que han aumentado los niveles de consumo, y que por lo mismo, la oferta se haya ampliado, habla de un libremercado neoliberal y punto. Quisiera ver a esa manga de pendejos del manga-animé sudando por conseguir auténticos autores criollos… Y ni hablar de nuestros cineastas que ni siquiera saben que existen escritores que pueden guionizar sus propios textos. Lo que quiero decir es que no nos reconocemos y eso daña cualquier posible “escena local”, entonces ¿qué queda para los turistas, los snobs y los diletantes? Hacer de la CF hoy una moda incómoda, nada más…
¿Ésta es una muestra representativa de la mejor ciencia ficción que existe en Chile? ¿Quedan espacios sin llenar en el mapa?
Claro que sí, faltan las minorías aullantes, las mutancias de barrio, las prosas fuera-de-borda, los temas todo-terreno, en fin, las plumas que se dicen se vienen desde el fándom. Y descubrirlos, fomentarlos y volverlos de culto es tarea de ustedes…
¿Se podría decir que tu antología es una búsqueda más localista que general? o… ¿Se escribe más en Valparaíso y Santiago que en regiones?
No lo creo, si todo lo encontré entre Santiago y el puerto, en librerías de provincias. Imagínense si hubiera viajado recolectando datos, en revistas y círculos literarios locales. Ahí sí que hablaríamos de quién es quién en las letras chilenas: si la fantasía o el realismo…
Ya que los géneros se traslapan, ¿Podríamos vaticinar antologías de fantasía y terror? ¿Podríamos ir más al hueso con una antología de CF «dura» made in Chile?
Y dale con lo mismo, nuestra CF más dura no puede ser escrita siguiendo las pautas de los anglosajones, si ya llegamos tarde a la repartija de nombres gringos. Nuestra CF dura debe salir de nuestras identidades hard, esas que llevan siglos enterradas. ¿O me van a decir que las momias chinchorro no son más viejas que las del mal llamado antiguo Egipto? ¿Y qué tenemos que envidiarle a Islandia, con la Antártica aquí mismo a la vuelta de la esquina? ¡Basta de no pescar ni nuestros propios mitos!
¿Cuál debería ser la forma que debería tomar, según tú, la literatura fantástica chilena para conseguir identidad y proyección internacional?
La respuesta corta es exportando más escritores. Por un Bolaño que apenas vivió hasta los cincuenta, ya figuramos en toda el habla Hispana ¡Imagínense con más!
¿Para cometar la respuesta anterior, encuentras algún común denominador en la CF chilena?
Por desgracia, sí, poco atrevimiento con los temas y personajes que nos convocan y nos pertenecen. Parece que le tenemos miedo a que se nos vaya a asomar el indio… Pero al mismo tiempo, estoy firmemente convencido que estamos totalmente preparados para competir en mercados globales, pero no lo sabemos todavía, eso sí, siempre que no abandonemos lo local si no que lo potenciemos al nivel de ficción.
Hay quienes dicen que ya todo está escrito, sólo cambia la mirada. ¿Te has encontrado con alguna grata sorpresa en esta búsqueda que tire por la borda esa idea? (Fukuyama, sacúdete en tu cripta)
La investigación me deparó horas gozosas interminables. Sólo en el siglo XX, por ejemplo, piensa en Alberto Edwards inventando un súper agente en los años 10, o Juan Emar, patafísico antes que los surrealistas, igual que Macedonio Fernández (maestro de Borges), como bien lo reconoce Piglia, o las mujeres: Elena Aldunate, Raquel Jodorowsky, Hilda Cadiz o Miryam Phillips, nada que envidiarles a otras plumíferas más livianitas, como Isabel Allende o Marcela Serrano. La mitad del libro es un baúl donde locos y desatadas darán que hablar, aún después de muertos.
¿Qué forma debería tener la red que sustente y proyecte en el tiempo un mercado de producción y consumo de CF chilena?
Lectores menos cabeza-foránea, con eso que todo lo que viene de afuera es de mejor calidad… Y al mismo tiempo, mejorar las impresiones, diseños y envases de la CF local. ¡No se puede competir con buenas ideas y libros feos! Lo otro, no temerle a la diversidad de lectores: ¿Qué no han leído todo Dune? ¡Y qué! ¿Qué no saben quién es Lem? ¡Mejor, leerán sin prejuicios! Y así hasta llegar a esos hoy ignorados lectores chilenos que de verdad quieren conocerles, pero que ustedes no les permiten acercarse… El refugio fetal del fándom los ha protegido tanto tiempo, que sería hora de preguntarse si están preparados para vivir a la intemperie, como el resto de los autores chilenos…
En resumen… ¿Vamos por buen camino?
Sí, siempre que lleven Años Luz bajo el brazo y las ganas de no volver atrás nunca!
Y para finalizar: Es sabido que la inspiración primigenia para realizar tu antología la obtuviste de Antología del verdadero cuento en Chile, realizada por Miguel Serrano. A propósito que por estos días Serrano está siendo mencionado con cierta frecuencia en lo medios (con ocasión de todo el asunto del premio nacional de literatura) y su polémica obra criticada, ¿que opinión tienes de Serrano y su obra?
¿Qué farandulero, no? Si hablo bien, entonces seré pro-nazi, si hablo pestes, me salvaré pero ningunearé su obra, de por sí valiosa. Déjenme decirles sólo esto, si una antología como la de Serrano es capaz de reunir a Anguita (lean su poema Venus en el pudridero) a Droguett (sigan con Patas de perro) y Juan Emar (con Diez basta y sobra) en el mismo texto, entonces es que su lucidez está fuera de discusión. Si mi antología tiene otros tres nombres más, por lo menos, para ser leídos de esa manera dentro de 50 años, entonces seré un autor que encontró el camino de la inmortalidad.
por Daniel Guajardo.
Sr Daniel Guajardo: acabo de leer su articulo y me agrado muchisimo. Disfrute de ese toque de acides que le imprime. Concido totalmente con uds, pero los piratas de laureles existen en todos los ambito. Felicitaciones.
Por otra parte, conoci a la poetiza chilena Miryam Phillips en un encuentro de poetas en Villa Dolores, Córdoba, Argentina. Hace varios años q no tengo noticias de ella. Seria mucho atrevimiento de mi parte pedirle alguna direccion actual? desde ya mil gracias