El asunto es así: hace un par de días me junté con Sergio, quien me comentó sobre la inminente salida del número 9 de TauZero. Al preguntarle que cosas traía me respondió diciendo que casi todos los artículos eran de mi autoría o estaban relacionados directamente con mi participación. Y no, no es que TauZero haya decidido configurar un especial dedicado a mi persona. Sólo se trataba de una extraña coincidencia o quizás de una especial sincronía.
Bueno, aproveché para sugerirle a Sergio la posibilidad de que este número tuviera no sólo el material ya considerado, sino también hacerme cargo de la editorial. Así aprovechaba de esbozar una tímida despedida, en virtud de que hace ya unos meses que abandoné el comité editorial de TauZero.
No voy a dar detalles de las razones que me impulsaron a dejar el comité, aunque debo decir que con el tiempo descubrí que la mejor razón tenía directa relación con el factor tiempo, junto a una complicado asunto de logística. No voy a mentirles, me saqué un peso de encima, un peso que en otras circunstancias no hubiese tenido problemas para lidiar con él, pero que ahora se me hacía imposible encauzar.
En ese sentido debo felicitar a Sergio y a Tino, porque como dije alguna vez, trabajar en esto de producir proyectos de ciencia ficción es extremadamente agotador y pocas veces la gente lo agradece. Es un tema que me preocupa, porque cada vez veo que las nuevas generaciones son poco agradecidas y que por el contrario, actúan como si la vida les debiera algo. Señores, la vida no les debe nada y menos los que llevan años trabajando en la ciencia ficción.
Años atrás, cuando comencé a tomar contacto con diversas personas del género en Chile, no había revistas ni fanzines ni concursos, y las pocas convenciones temáticas se encontraban en un estado de enfermedad terminal. Hoy por lo menos hay espacio para publicar historias, realizar concursos y lo mas importante, personas con profunda dedicación para seguir adelante con estas instancias.
El panorama no es mejor en otros países de Latinoamérica y la verdad es que si bien existen algunos interesantes y auspiciosos proyectos, la cosa no pinta para una visión utópica. Ignoro si alguna vez tendremos una verdadera ciencia ficción latinoamericana. Tampoco sé si la mayoría de las personas se toma esto como un hobby o como un componente importante en sus vidas, lo que sí tengo claro es que a estas alturas no tengo ningún interés en relacionarme con personas que no me son ningún aporte y que han probado no tener capacidad para aportar en función de un compromiso general, y que sólo husmean en la ciencia ficción porque les da la posibilidad de hacer sentir su propia excentricidad. Los que se sientan aludidos pueden sacar sus propias conclusiones.
Para terminar, agradezco públicamente a Sergio, quien día a día y con una mentalidad ejecutiva envidiable hace lo posible para configurar de la mejor forma a TauZero. Lidiando todos los meses con los vaivenes de una compleja situación económica. Y agradezco también a Rodrigo quien tuvo el coraje para confiar en varios de mis consejos y de abrirme las puertas a TauZero.
¿Sobre el material? Léanlo ustedes mismos. No pienso adelantarles nada.
Pablo Castro Hermosilla
Septiembre 2004