por Juan Carlos Sánchez
Tras meses de continuas postergaciones y precedida de malos resultados económicos, la última película de Star Trek (diciembre de 2002) pasó al limbo de los filmes que no llegaron a las salas de cine chilenas y recién en 2004 se le ha comenzado a ver en video. Sin embargo, esto no quita que no haya una buena razón para arrendarla o comprarla en formato dvd, especialmente si se es un fan de la serie y se piensa que se trata posiblemente del último y definitivo filme de la tripulación del Enterprise.
La Historia
Siguiendo el esquema de Star Trek VI, Némesis muestra el intento de la Federación por finalizar de una vez por todas varios siglos de hostilidades y débiles alianzas y concretar una paz definitiva. Un nuevo gobierno Romulano a manos del misterioso pretor Shinzon, saca al Enterprise de su investigación del extraño descubrimiento de un androide idéntico a Data para llevarlo a Romulus, allí le espera el encuentro con la más poderosa arma conocida desde los tiempos de la guerra contra el Dominio: el Scimitar, un crucero con un sistema de ocultación perfecto que le permite disparar mas de cuarenta cañones sin ser descubierto. Los peores temores de la tripulación del Enterprise saldrán a la luz cuando se den cuenta que su capitán es el oscuro pretor Shinzon, un clon de Picard que se ha valido del plan de paz para tratar de dominar a su versión original antes de proceder a destruir la Tierra.
Explorando nuevos mundos
Desde que comenzó Viaje al Estrellas parte de su slogan ha sido “buscar nuevos mundos, nuevas formas de vidas, viajando temerariamente donde nadie ha estado antes”. Pero en realidad la búsqueda que inició Gene Roddenberry hace mas de 30 años fue la de la misma humanidad, el ser humano y todo lo que lo define.
El fin de las series de televisión y la continuación de la historia en los filmes ha sido la razón para afrontar desafíos de mayor escala no solo en el plano de la acción sino también en el de la exploración misma. Esta vez ya no se trata de ofrecer un puñado de respuestas para una pregunta sino establecer en su justo peso el valor de lo que resulta de la interrogante (algo que otros grandes de la TV han explorado con términos aun mas sencillos y a la vez mas complejos).
Si se ve desde la perspectiva de The Next Generation, el gran comienzo que tuvo en la pantalla grande a través de Generation era la búsqueda del sentido de la existencia, de cómo cada individuo trazaba su propio camino en su lucha por crear su propia visión de la inmortalidad. Con First Contact la conquista del Borg y el fin de la tercera guerra mundial definía la necesidad de encontrar una identidad en medio del caos que permitiese crear un nuevo orden, de ahí que la lucha tanto de Picard como de Cochrane (1), por asumir un rol que les permitiese seguir existiendo como un ser único con sus virtudes y defectos (Picard necesitaba alejarse de lo que sus enemigos habían creado de él mientras que el científico lo hacia al mismo tiempo de la imagen idealizada que tenia la tripulación del Enteprise y que era la de millones de personas en el futuro).
Con Insurrection, en apariencia, Jonathan Frakes retomó el profundo trabajo de David Carson (Generations) orientándolo a una perspectiva mas romántica, pero en el fondo también siguió utilizando elementos de First Contact, ya que con la presencia de los Son’a y los Baku (2), vuelve con el tema de la identidad y como el tiempo se convierte en el peor enemigo cuando la búsqueda y aceptación de ésta no encuentra respuestas satisfactorias a las preguntas mas básicas. La esencia del paraíso en que se envuelven yace en el florecimiento del propio espíritu de cada ser, la oportunidad de realizarse como tal sin las máscaras. De ahí que la crítica de Picard no sólo apunte al acto corrupto del almirante sino también de cómo disfraza su trabajo pervirtiendo la naturaleza de las leyes que juró defender. Es ahí donde la lucha se convierte en algo personal al verse vulnerado no sólo ese mundo sino también la propia identidad de quienes han estado allí.
Este tema cuya complejidad demuestra que se requiere más de un par de películas reaparece nuevamente con Némesis, bajo otra perspectiva. La búsqueda llega a su punto culminante cuando la alteración de la identidad corre el grave riesgo de ser alterada de forma negativa ante la necesidad de seguir evolucionando. Es ahí donde entra Shinzon quien como le dice a Picard “soy un espejo tuyo”, generando la interrogante: ¿qué es lo que refleja el espejo?, que en el fondo es ¿quién soy? Con ello Picard toma el dilema de su identidad de manera mucho más personal que en otras ocasiones tratando de encontrar una salvación para sí mismo en Shinzon, quien a diferencia de él, sufre el calvario de la respuesta a su duda en una vida con un pasado sin futuro.
De ahí que su ancla es otra vez Data quien esta pasando por un proceso emocionalmente tan fuerte como él con la aparición de B4 (un robot idéntico a Data) que podría ser la clave de su evolución hacia un ser humano.
Ambos saben que del éxito de esta última misión como “familia” no depende tan solo la Tierra misma sino también sus propias existencias. Esto coincide con lo que vive Shinzon quien ve como última esperanza de seguir existiendo no sólo la muerte de su fuente de vida sino todo aquello a lo que nunca podrá acceder, para él no existe una tercera alternativa como ocurrió con Tom Riker (3), especialmente cuando su mundo ideal, aquel que nace en su memoria genética ha sido pervertido por los romulanos. Por eso no es de sorprender que vea la Tierra como a Romulus, haciendo de su destrucción la venganza idealizada contra sus torturadores, quienes irónicamente son lo que tienen más posibilidades de valorar su labor (o al menos lo espera). En medio de esta exploración se valdrá de todos los recursos necesarios para tratar de romper el espejo creando una imagen única y distinta a la original, razón suficiente para agredir sexualmente a Diana y retrasar la conquista del Enterprise.
El Pretor
En Shinzon nos encontramos con uno de los villanos mas emocionalmente complejos desde Star Trek Generations, un individuo que al igual que Soran (4) esta dispuesto a todo por liberarse del dolor que lo consume y cuya fuente en este caso es el mismo Picard, esto sirve para darle mayor profundidad al conflicto que ya se había visto en la serie de televisión a través de Tom Riker. A diferencia de este último Shinzon no solo comparte emociones y algunas memorias sino también el trauma de no formar parte de nada, un imperio que lo condenó a la esclavitud en ese foso llamado Remus, una sociedad en la que no puede existir por no poseer la misma raza de sus esclavizadores. Esta también resulta ser su debilidad ante Picard quien, consternado por su existencia, se da cuenta que nuevamente esta poniendo en riesgo a su nave y su mundo en una forma no muy distinta a la de Wolf 359 (5) y por eso su necesidad de explorar la psique de su clon tanto para redimirse a si mismo como para evitar una catástrofe.
Esto le da a la película una vital y muy humana revisión del tema de la clonación a su vez que brinda algunas de las mejores frases que se han visto en estos filmes.
No todo es perfecto
Sin embargo la debilidad de Némesis es su intento de explorar nueva fronteras a través de viejos recursos es decir: un guionista que demuestra su afición a la saga en forma notable con un director que carece de la experiencia requerida para darle fuerza a la historia. Tanto con David Carson como con los dos trabajos de Jonathan Frakes, había un más que loable manejo de las escenas las que brillaban por su carácter épico y a la vez romántico (especialmente Insurrection), incluso en la oscuridad de la trama Frakes supo darle emocionalidad a First Contact mientras que Stuart Baird no solo desaprovecha muchas escenas sino también filma de forma casi mecánica otras, en este sentido Némesis deja que mucho desear en relación con sus predecesoras.
Lamentablemente no se puede decir algo distinto de la banda sonora de Jerry Goldsmith quien en las películas anteriores sorprendió por su capacidad por reinventarse a sí mismo manteniendo cierto grado de originalidad, primero lo hizo con Star Trek V en donde entregó algunos temas (la mayoría inéditas) muy acordes al tema en cuestión, mientras que en First Contact le dio una vitalidad única al filme fortaleciendo su textura épica con temas absolutamente distintos a lo hecho con anterioridad y que incluso otorgaban cierta luz a lo que se suponía iba a ser una historia oscura, transformándola en un argumento sobre la esperanza y el nacimiento de una nueva era. Con Insurrection se adentró en el romanticismo y en el mismo tema del paraíso. Sin embargo, ahora sin Jonathan Frakes como guía parece haber perdido el rumbo desaprovechando la oportunidad de hacer otra gran obra cayendo en una repetición de lo mismo. Su falla como compositor confirma el rol importante que tiene dentro del filme a no poder brindarle la emoción requerida a muchas de las escenas y con ello debilitando más el trabajo de Baird.
Tanto Baird como Goldsmith pecan no en no poder hacer algo nuevo con situaciones semejantes a otros filmes sino en desaprovechar enormemente la posibilidad de reinventar como ya lo había hecho el segundo. Sin embargo en el caso de Baird la falta es grave ya que evidencia una falta de compromiso no sólo con la saga sino también con la historia misma no aportando nada que no pueda hacer un director cualquiera. Finalmente, su sobrevalorado talento como editor debe estar por el suelo ya que cortó mas de media hora del metraje original y no se incluyó casi ninguna escena de las vista en los trailers, algunas de ellas hubieran ayudado enormemente al desarrollo emocional del argumento.
Tan solo cabe soñar con que Paramount continuara haciendo filmes de Star Trek (contando con directores de verdad), pero como dice la canción “algún día un día”…
Notas
(1): Zefram Cochrane: científico inventor del motor Warp, el método de propulsión hiperlumínico utilizado en Star Trek. La primera aparición de este personaje fue en Star Trek First Contact.
(2): Son’a, Baku: Razas antagónicas que se enfrentan en Star Trek Insurrection.
(3): Tom Riker: Un clon del comandante William Riker, creado en un accidente ocurrido en el rayo de transporte en el planeta Nervala IV. (episodio TNG Second Chances).
(4): Tolian Soran: Científico obsesionado con el fenómeno del Nexus, antagonista de Pickard en Star Trek Generations y responsable de la muerte de James T. Kirk.
(5) Wolf 359: Lugar de una de las mayores masacres sufridas por la federación, producidas por un cubo Borg (episodio TNG The Best of both Worlds)