Academia Ucrónica

–¿Y, cómo te fue en el examen? –pregunta Lucía a Sergio a la salida del aula en la Academia Ucrónica.


–No sé, como de costumbre con este viejo de mierda no sé –responde él mientras busca su cajetilla de cigarros y le ofrece uno a su amiga–. Las preguntas escritas las contesté bien, creo, pero las de selección múltiple no tengo idea.


–Es maricón este viejo –replica Lucía aspirando el cigarro­–. Pone unas alternativas tramposas, y lo que más odio son sus «sólo a, sólo a y b, sólo a, b, y c»

–Sí, y sus «todas la anteriores» o «ninguna de las anteriores».

–Ya me habían dicho que el 70% de los alumnos de Verdugo se echan el ramo. Oh no, ahí viene ese saco de weas de Navarro….

Lucía y Sergio intentaron hacerse los weones, pero era demasiado tarde. Navarro corría tras ellos.

–¿Y cómo les fue? –preguntó cuando finalmente consignó darles caza. Ambos se encogieron de hombros.

–Así de mal, eh. Lo que es yo si me saco menos de un 4.0 esta vez iré a quejarme con el rector.

Lucía y Sergio temblaron ante la mención de Jonás Baradit, bisnieto del venerado fundador de la Academia. Muy pocos se habían entrevistado con el decano en la torre de ladrillos a la vista ubicada en una oscura esquina de la Academia. Se decía que esa torre antiguamente había albergado al reloj más grande del mundo (según The New General Encyclopedia, 1939) ubicado en la estación en donde se erigiera el primer riel del ferrocarril que conectó Santiago con Valparaíso. Lucía había ascendido una vez por la escalerilla interior de madera que daba acceso a la oficina del decano, pero tras escuchar unos horrendos gritos e invocaciones huyó despavorida. Desde el interior podía escucharse como el decano gritaba enloquecido: ÏÄ! ÏÄ! ORTEGA FHTAGN! PH’NGLUI MGLW’NAF BISAMA R’LYEH WGAH–NAGL FHTAGN! ÏÄ–R’LYEH! WILSON FHTAGN! ÏÄ!

–¿Y de que te vai a quejar? –preguntó Sergio.

De la metodología de evaluación de Verdugo, estuve revisando los reglamentos. Se supone que cada ítem debe ir acompañado de cinco opciones de respuesta, que incluyen cuatro distractores y una respuesta correcta. Verdugo nos pone tres distractores más de lo recomendado y una sola respuesta correcta. Además que los distractores deben ser coherentes con el problema planteado, es decir, no ser demasiado alejados de la solución, pero tampoco demasiados próximos como para no poder resolver el problema. ¿Qué pregunta les pareció más difícil?

–La de José Miguel Carrera –dijeron ambos al unísono.

–Sí –replicó Navarro acariciando su barbilla–. La pregunta decía algo así como «José Miguel Carrera fue fusilado ocho veces pero sólo en una ocasión estuvo a punto de morir la verdadera muerte, esta ocasión fue…», luego enumeraba 8 lugares y fechas. Según lo que yo estudié a Carrera lo fusilaron en todas esas ocasiones, por lo que los distractores son obscenamente próximos. Esta pregunta deberían descontarla del puntaje total, aunque sea una de las pocas que estoy seguro contesté bien.

–¿Y cómo estás tan seguro de haberla respondido bien si era tan difícil? –preguntó incrédula Lucía.

–Pues porque yo a diferencia de ustedes he recurrido a otros materiales de estudios fuera de la bibliografía que entrega Verdugo y en un viejo libro leí sobre la ocasión en que, tras fusilar a Carrera con balas de plata en Mendoza, le cortaron la cabeza para posteriormente entregar su cuerpo a la Caridad, pero la cabeza se perdió ya que se la había robado un tal Álvarez. Cuando se tuvo noticias que Carrera de nuevo estaba haciendo de las suyas se llevó a efecto la exhumación del cadáver comprobando que el ataúd estaba vacío. Álvarez había reunido la cabeza con el cuerpo y Carrera volvió a la no–vida. Esta vez fue por lo tanto cuando estuvo más cerca de la verdadera muerte.

–Todo lo que tiene que ver con las antiguas familias aristocráticas de Santiago es pura incertidumbre –afirmó Sergio­–. Todos ellos eran vampiros, o lycanes, o dampires o alguna clase de híbrido. Menos mal que los patriotas los exterminaron a todos durante la Gran Purga.

–A todos menos a Carrera –observó Navarro­–, que se marchó a Inglaterra dónde se le perdió la pista.

–¿Crees que aún viva? –preguntó Lucía.

–Es posible –dijo Navarro–. Podría haber regresado a Chile, podría ser cualquiera…

–Incluso el decano Baradit –interrumpió Sergio.

–O el profesor Juan Verdugo –dijo Lucía.

Los tres estudiantes de la Academia Ucrónica rieron ante esta última sugerencia y decidieron dirigir sus pasos a la cafetería.

Verdugo los observaba atentamente entre las sombras.

Capitulo V: Los Caminos del Imperio

Hacia el siglo III a.C. un nuevo contendiente comenzaba a destacarse en la lucha por la hegemonía en el Mediterráneo. Roma comenzaba a hacer sentir su presencia entre egipcios, griegos y demás pueblos de la región. Pero antes de que pudiese alzarse como una potencia en todo su derecho era necesario pasar una prueba de fuego; combatir a muerte contra otro prometedor aspirante, una prospera ciudad que se hallaba al otro lado del mar, en el norte de África, en el país que hoy conocemos como Túnez.
Cártago había sido fundada por los fenicios medio milenio antes y desde entonces había crecido hasta convertirse en un país rico y cuyos intereses comerciales se extendían a todo lo largo y ancho del Mediterráneo. Fue en el sur de Italia, en la isla de Sicilia, donde ambos poderes vendrían a enfrentarse por primera vez, dando inicio a largas guerras que se prolongarían por más de un siglo.
Todo empezó por un conflicto local entre dos pequeños señorios de Sicilia. Por un lado los memertinos de Mesina y por el otro, Siracusa, gobernada por el rey Hierón II. Fueron los memertinos quienes buscaron la protección de Roma, mientras que Siracusa pidió ayuda a Cártago. Pronto, sin embargo, los romanos prevalecieron y tomaron el control de la mayor parte de la isla. Frente a esto Hierón II aceptaría las condiciones de paz impuestas por los vencedores, que respetaban la independencia de la ciudad pero solo le otorgaban soberanía sobre una reducida porción de sus antiguos dominios. La guerra entre Roma y Cártago continuaría en otros frentes, tanto terrestres como marítimos, pero en lo inmediato el asunto había terminado para Siracusa, la que ahora se contaba entre los aliados de Roma.

ArquímedesTestigo de esos días debió haber sido el joven Arquímedes, quien nació en la misma Siracusa, en el 287 a.C. Su padre fue un hombre llamado Fidias, astrónomo cercano a la nobleza siracusana, y de quien seguramente heredó tanto su pasión por la ciencia como sus influencias en la corte. Más tarde habría estudiado en la Gran Biblioteca de Alejandría donde hizo amistad con Eratóstenes. Quizás unos de sus maestros pudo haber sido el propio Euclides.
Tras regresar a Siracusa, Arquímedes llegaría a ser un importante consejero de Hierón II, y fue cumpliendo este rol donde ocurrieron los hechos que le llevarían a realizar el más famoso de sus descubrimientos. Ocurrió que el rey había contratado los servicios de cierto artesano para que le forjara una nueva corona, y para tal efecto le entregó la cantidad justa de oro requerida para el trabajo. Sin embargo existía la posibilidad que el artesano se hubiese quedado con parte del preciado metal, reemplazando la cantidad sustraída con plata, alteración que no es detectable a simple vista.
¿Como saberlo? Una posibilidad era fundir la corona, pero eso significaba destruirla. Otra alternativa era pesarla, pues la plata es más liviana que el oro. Pero siendo un hombre astuto, el artesano bien podría haber agregado más plata, la suficiente como para alcanzar un peso semejante. Fue en este punto que Hierón II solicitó la ayuda de Arquímedes, pidiéndole determinar la pureza del metal sin dañar la corona. Dice la leyenda que Arquímedes encontró la solución mientras se introducía en una tina dispuesto a darse un reconfortante baño. Entonces notó que a medida que su cuerpo se hundía en el agua, esta rebalsaba por los bordes y caía al suelo.
Por supuesto, era una cuestión de volumen. Un objeto al ser sumergido desplazará una cantidad de agua equivalente a su tamaño. Arquímedes razonó que si tenemos dos coronas del mismo peso pero una hecha de oro puro y la otra mezclada con plata, la primera debía ser necesariamente más pequeña que la segunda. Se sabía cuanto oro había sido suministrado por el rey, y una cantidad similar podía ser metida en un recipiente lleno de liquido, lo mismo que la corona. Si en ambos casos la cantidad de agua que cayera por los bordes era semejante, no habría duda de la honestidad del artesano.
Al comprender que tenia la solución al problema, Arquímides salió precipitadamente en dirección al palacio gritando “¡Eureka! ¡Eureka!” (¡Lo encontré! ¡Lo encontré!) mientras corría desnudo por las calles de Siracusa. La alegría de Arquímedes debió contrastar con la desazón del artesano, pues en definitiva se comprobó que las sospechas del rey eran fundadas.

Pues bien. A partir de lo anterior Arquímedes se pregunta ¿por que algunos cuerpos flotan en el agua mientras que otros se hunden? Imaginemos por ejemplo una bola de acero y otra de goma, ambas del mismo tamaño. La primera se ira de inmediato al fondo, mientras que la segunda se resistirá a cualquier intento nuestro por arrastrarla bajo la superficie. Por supuesto, algo tiene que ver el peso del objeto; el acero es claramente más pesado que la goma. ¿Pero es el único factor involucrado? Por supuesto que no. Es posible, por ejemplo, quedarse dormido flotando sobre las cálidas aguas de una tranquila playa tropical, pero tenemos que esforzarnos permanentemente para no hundirnos en una piscina igualmente temperada, y en ambos casos nuestro peso es el mismo. Aquí, la diferencia esta en la densidad del liquido que nos rodea; dados volúmenes similares, el agua de mar es más pesada que el agua dulce, debido, por supuesto, a su alto contenido de sal.
En su libro “Sobre la Flotación de los Cuerpos” Arquímedes intenta explicar estos fenómenos a través del principio que lleva su nombre. En efecto, el Principio de Arquímedes señala que si un cuerpo es sumergido, este desplaza una cantidad de fluido similar a su propio volumen, que es lo que notó el sabio siracusano cuando se metió en la tina. Es decir, tenemos el volumen del cuerpo y el volumen del liquido desplazado, y ambos son iguales. Todo depende ahora de cual de los dos es más pesado. Si el cuerpo es más pesado, se hunde. Si lo contrario ocurre, flota (ver recuadro), .
¿Que pasaría si un objeto es capaz de modificar su peso? Pues que se movería hacia arriba o hacia abajo según redujera o aumentara este valor. Y eso es precisamente lo que hacen los submarinos, al liberar o capturar agua en sus compartimientos de inmersión.

Arquímedes destacó en muchos campos, como las matemáticas donde uno de sus logros habría sido una determinación bastante precisa del valor de pi. Pero se le recuerda principalmente por su capacidad de resolver problemas prácticos utilizando principios elementales. Por ejemplo, se cuenta que diseñó y construyó un sistema de poleas y palancas que le permitieron por si mismo poner a flote un barco varado en la playa. Interrogado por Hieron II acerca de cuanto peso podía llegar a manipular mediante tales mecanismos, Arquímedes habría contestado:

“Dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra.”

Más allá de si la anécdota es verdadera, es claro que Arquímedes conocía los principios mecánicos involucrados en la transmisión de fuerzas a través de una palanca. La palanca más conocida es aquella en que el objeto que se necesita mover esta en el extremo opuesto a aquel donde se aplica la fuerza y el punto de apoyo esta en algún lugar entre ambos sitios. Por supuesto, el peso que seamos capaces de trasladar dependerá en primer lugar de la fuerza que apliquemos. Pero necesitaremos menos fuerza mientras mayor sea la distancia que nos separa del punto de apoyo, y mientras menor sea la distancia que separa a dicho punto de apoyo del objeto a desplazar.

El Rayo de ArquímedesOtra de las famosas historias que demuestran el genio de Arquimedes ocurrió ya hacia el final de sus días. Nuevamente Cártago y Roma estaban en guerra y esta vez parecía que los primeros tenían la ventaja. Al mando del imbatible Anibal las huestes africanas se paseaban por Italia cosechando victoria tras victoria, y consiguiendo amigos entre los numerosos reyes que antes habían sido vasallos de Roma. La ciudad de Romulo y Remo estaba de rodillas, pero entre sus lideres aun había esperanza. Comprendían que el punto débil de Anibal era que se hallaba demasiado lejos de su propio país, y de los refuerzos y suministros que este pudiera enviarle. Con el tiempo, el cansancio y el desgaste propio de las prolongadas campañas terminaría por inclinar la balanza a favor de Roma, pero para que esto ocurriera era indispensable evitar que sus nuevos aliados pudieran prestarle la ayuda que necesitaba.
Pues bien. Poco tiempo atrás Hieron II había muerto y su sucesor, Hierónimo, era un joven de apenas quince años y que fue fácilmente influenciado por sus consejeros quienes deseaban desafiar a Roma. Esta decisión terminaría siendo funesta para los destinos de Siracusa, de Hierónimo, y del propio Arquímedes.
Muerte de ArquímedesCon el propósito de someter a la ciudad, los romanos enviaron al general Marco Claudio Marcelo, quien para ello sitiaría la ciudad durante dos largos años. Al igual que su predecesor, Hierónimo recurrió Arquímedes en busca de ayuda, y se dice que para tal efecto el sabio habría levantado un conjunto de enormes espejos en la playa, capaces de concentrar al luz del sol y de incendiar los barcos enemigos que se aproximaban. Sin embargo, la veracidad de esta historia ha sido objeto de muchas discusiones, y aunque fuese cierta tampoco logro impedir que a las legiones de Roma finalmente entraran triunfantes en Siracusa.
El propio Marco Claudio Marcelo, consciente de que el famoso sabio se hallaba en el interior dio ordenes de respetar su vida. Pero fue desobedecido por un impetuoso soldado romano que asesinó a Arquímedes en medio de la confusión. Sus últimas palabras habrían sido “no molesten mis círculos”, ya que al momento de ser atacado habría estado reflexionando sobre problemas geométricos.
De hecho en su tumba, a modo de epitafio, fueron inscritos el dibujo de una esfera rodeada por un cilindro, un homenaje a lo que el propio sabio consideraba el más importante de sus descubrimientos. Esto es, que el área y volumen de una esfera son iguales las dos terceras partes del área y el volumen de un cilindro que lo circunscriba perfectamente.

Luego de las guerras contra Cártago, Roma se alzó como la gran potencia del Mediterráneo, y pronto las legiones del naciente imperio se espercirían victoriosas a lo largo de todo el mundo antiguo. Sin embargo en lo que a logros intelectuales se refiere, Roma nunca podría igualarse a sus predecesores griegos. Gente pragmática, los romanos parecían estar más preocupados de los problemas inmediatos derivados de la administración de sus enormes conquistas, que de la dilucidación de los misterios del universo.
Un triste ejemplo de lo anterior fue lo que ocurrió cuando en el año 48 a.C. Julio Cesar llegó a Alejandría con el objeto de imponer a Cleopatra como reina de Egipto en contra de las pretenciones de su hermano. Entonces una flota enemiga se acercó al puerto amenazando con frustrar los planes romanos. Julio Cesar no vaciló en ordenar la quema de los barcos, y el viento hizo que el incendio se propagara por la ciudad, alcanzando la Gran Biblioteca. Así, el destino final de cientos de miles de papiros y pergaminos fue el de alimentar las llamas. Más tarde para compensar la gran perdida, Marco Antonio confiscaría los libros de la Biblioteca de Pérgamo y se los regalaría a Cleopatra. De esta forma la Gran Biblioteca pudo seguir siendo un centro del saber por unos cuantos siglos más.

En efecto, durante el apogeo del Imperio Romano escasas fueron las figuras que destacaron en el quehacer científico. Uno de esos pocos fue un estudioso de Alejandría, y por lo tanto, directo heredero de la tradición académica inaugurada por los griegos hacia ya más de quinientos años. Se trata de Claudio Ptolomeo, nacido hacia fines del siglo I d.C. en Egipto, pero probablemente con ciudadanía romana como refleja su primer nombre. En todo caso, hasta donde se sabe no tenía parentesco con los Ptolomeo que habían gobernado Egipto hasta los tiempos de Cleopatra.
Claudio PtolomeoPtolomeo es recordado principalmente por su modelo geocéntrico del universo, el cual es expuesto en su monumental “Almagesto”. El titulo original del texto era “Mathematike Syntaxis” (Compilación Matématica), pero pronto se ganó el titulo de el “megiste” (el más grande). Tal apelativo no es fortuito, pues allí Ptolomeo recoge y organiza todo el saber astronómico alcanzado por sus predecesores, y a partir de ello desarrolla la más exhaustiva teoría sobre los movimientos de los cuerpos celestes planteada hasta entonces. Durante la mayor parte de la Edad Media la obra de Ptolomeo estuvo perdida para Occidente y solo sobrevivió en manos de estudiosos del Islam. Allí fue llamado el “Al Majesti”, y solo cuando por fin fue traducido al latín recibió el nombre con que se le conoce en la actualidad.
Las ideas desarrolladas en el Almagesto parten de la concepción aristotélica del cosmos, especialmente en cuanto a que la Tierra estaría en el punto medio del mismo y que los demás astros girarían en torno a ella. Este supuesto se basa en la observación cotidiana de que los objetos sólidos (según Aristóteles, hechos del elemento tierra) caen hacia el centro, y por el argumento que un supuesto movimiento de la Tierra debiera producir como consecuencia un viento muy fuerte y constante en la superficie del planeta.
Recordemos que Aristoteles había adoptado y perfeccionado la teoría de de las esferas planteada originalmente por Eudoxo. Sin embargo ella resultaba bastante complicada, y peor aun, no explicaba satisfactoriamente nueva información disponible. En particular, ahora se sabia que los distintos astros en su trayectoria a lo largo de la bóveda celeste parecen modificar su velocidad y su su distancia respecto de la Tierra. Tales circunstancias mostraban unos cielos cambiantes y dinámicos, lo que por supuesto era imposible bajo el prisma aristotélico del mundo. Era necesario explicar estas aparentes contradicciones.

Apolonio de Perga, quien estudio y trabajo en la Gran Biblioteca de Alejandria en los tiempos de Eratostenes, habría sido uno de los primeros en aceptar este desafió proponiendo dos ingeniosos mecanismos; la excentricidad y los epiciclos. Cabe señalar aquí que Apolonio también es famoso por sus trabajos en geometría, donde estudio las secciones cónicas, es decir, las distintas figuras bidimensionales, como elipses, parábolas e hipérbolas, que se pueden obtener al cortar en distintos ángulos un cono tridimensional.
La mencionada excentricidad significa que si bien la Tierra esta en el centro de la más grande de las esferas, aquella donde se hayan ubicadas las estrellas fijas, el resto de los los cuerpos celestes girarían alrededor a un punto distinto, ligeramente desplazado del centro. Por otro lado, los epiciclos serían esferas pequeñas (no concéntricas), cuyo centro descansa sobre la trayectoria de una de las esferas mayores (concéntricas) que rotarían al mismo tiempo que avanzan a lo largo de ella.

Pero Apolonio no habría desarrollado mucho más sus ideas, las cuales todavía requerían trabajo fino, como determinación de ángulos y distancias, para poder ajustarse a la complejidad de los movimientos celestiales. Un paso importante en este sentido fue el realizado por Hiparco, astrónomo que si bien nació en Nicea en el 90 a.C., vivió la mayor parte de sus años en Rodas, la pequeña isla al este del Mar Egeo famosa por la colosal estatua que adornaba la entrada al puerto. A él se le debe la confección de un amplio y preciso catálogo de las estrellas y sus movimientos, que luego le permitiría a Ptolomeo llevar a cabo los cálculos necesarios para sustentar su modelo. Hiparco también realizó una muy precisa estimación de la distancia que separa la Tierra de la Luna mediante la observación un eclipse desde dos puntos alejados y comparando la diferencia en el área del Sol que quedaba oscurecida por nuestro satélite. También es responsable del descubrimiento de la precesión de los equinoccios, es decir, el lento desplazamiento de las constelaciones zodiacales que se verifica al observarlas en distintos equinoccios.

Modelo PtolemaicoCon todos estos antecedentes y muchos otros, que incluyen sus propias observaciones de los cielos, Ptolomeo se da a la tarea de elaborar un modelo que permita explicar las complejas trayectorias que los astros describen en la bóveda celeste. Para lograr esto, y ante la exigencia de la inobjetable realidad de dichos movimientos, se ve obligado a alterar uno de los principales supuestos aristótelicos aceptando la excentricidad propuesta por Apolonio. Entonces, los astros giran alrededor de un punto distinto a la Tierra, pero relativamente cercano a ella. Más aún, dicho punto rotaría en torno a nuestro mundo, arrastrando con él todas las órbitas planetarias. También acepta los epiciclos, rotando en sentido contrario al de las esferas que los sostienen, lo que explicaría el movimiento retrogrado de los planetas y las diferencias apreciadas en su tamaño y velocidad.
En verdad, el modelo ptolemaico es un poco más complicado, pero no interesa abordar los detalles aquí. Si importa señalar que Ptolomeo estaba particularmente interesado en la exactitud matemática de su teoría, sin entrar a buscar explicaciones físicas de lo que estaba ocurriendo. Tanto es así que sin desacreditar explicitamente la idea de las esferas de cristal, insinúa que toda su construcción de ciclos y epiciclos corresponderían solo a herramientas matemáticas que permiten simular los desplazamientos de los astros. Ptolomeo no pretende saber como ocurren esos movimientos, solo establecer que cualquiera sea el mecanismo, este debe considerar las trayectorias zigzagueantes que los astros deben poseer para dar cuenta de la evidencia observable.

Fragmento del AlmagestoComo sabemos, las ideas de Ptolomeo vendrían a tener una importancia fundamental en el desarrollo de la ciencia en occidente. Pero actualmente se le recuerda más por sus errores que por sus aciertos, y su modelo geocéntrico vendría a convertirse en el ejemplo por definición de lo que es una hipótesis incorrecta. Esto no le hace justicia al impresionante logro que fue resumir todo el conocimiento alcanzado por sus predecesores en una teoría que explicaba con gran precisión los fenómenos celestes más familiares.
Asimismo, se tiende a pasar por alto los aportes que realizó en otros campos, como por ejemplo, en el de la cartografía. Ptolomeo confeccionó detallados mapas del mundo conocido hasta entonces, utilizando para ello, en forma extensiva, el sistema de coordenadas de latitud y longitud; la posición de más de ocho mil puntos geográficos fue establecida mediante esta herramienta. Conjuntamente desarrollo métodos para proyectar la curvatura de la Tierra sobre una superficie plana, el gran problema que enfrenta cualquiera que intente representar en forma más o menos realista nuestro mundo. Y también se preocupo por el desafío que representaba el diseñar e interpretar mapas en distintas escalas.
Mapa de PtolomeoSin embargo también en esta área Ptolomeo cometió un error de importancia al desconocer las conclusiones de Eratóstenes sobre las dimensiones del planeta. Prefirió basarse en los cálculos de otros estudiosos por lo que que su estimación del diámetro de la Tierra fue aproximadamente de tres cuartas partes de la correcta. Sin embargo, esta equivocación, sumada a una consideración exagerada del tamaño de Asia, tuvo consecuencias favorables catorce siglos después al persuadir a los exploradores europeos, entre ellos a Colón, de que era posible atravesar el océano que los separaba de China. Sin saber de la existencia de América, de haber conocido las reales distancias implicadas en la travesía quizás habrían desistido del intento, y el descubrimiento del Nuevo Mundo habría debido esperar algún tiempo más.

Con Ptolomeo los estudios astronómicos de los antiguos alcanzan su culminación, y también, en la práctica, su conclusión. Pocos continuaron en la senda trazada por los jonios, luego caminada por los filósofos atenienses, y que condujo finalmente hasta las puertas de la Gran Biblioteca, la mayoría de esos pocos solo contentándose con enseñar y comentar los trabajos de sus predecesores. La propia Gran Biblioteca entro en un estado de decadencia, al tiempo que el glorioso Imperio Romano se acercaba también al momento de su extinción. El último de sus directores fue Teón de Alejandría, hacia fines del siglo V d.C. Para entonces poco quedaba ya del antiguo esplendor de la institución, mucho de él ya perdido en el incendio provocado por Cesar, y luego por saqueos, robos o por simple descuido. No obstante lo anterior, cuando el emperador Teodosio I en el año 391 d.C. declaró al cristianismo al religión oficial del Imperio y ordenó la destrucción de los templos paganos, la Biblioteca fue cerrada oficialmente. Acto más bien simbólico pues dos años antes el edificio había sido destruida por una turba de cristianos fanáticos, probablemente ante la impotente mirada de Teón.
Esta historia tiene otro lamentable epílogo en la figura de la filósofa Hipatia, hija de Teón y de quien heredó un poderoso intelecto que la llevó a convertirse en una reconocida maestra de Escuela de Alejandría, donde en aquellos tiempos todavía se estudiaba a los clásicos griegos. Hipatia no solo se interesó en la filosofía, sino que también se dedicó a la mecánica y la astronomía. Tal era su fama que estudiantes de lejanas comarcas venían a estudiar con ella e importantes personalidades de la ciudad buscaban su consejo sobre asuntos de la administración.
Sin embargo Hipatia no solo era famosa, sino además, mujer y pagana. Tales características despertaron las envidias y sospechas de las autoridades de la Iglesia en Alejandría, quienes probablemente instigaron su secuestro, tortura y asesinato llevados a cabo por una pandilla de fanáticos.
Este episodio sirve para ejemplificar las dificultades que el nuevo escenario histórico presentaba para el desarrollo de las ciencias. En primer lugar, el Imperio Romano se había desintegrado hundiendo a Europa en las sombras y la ignorancia. Y de entre sus ruinas el cristianismo se había alzado como la nueva norma para medir los méritos de cualquier empresa humana. Con un dios celoso y un dogma incuestionable, características heredadas del mesianismo judaico, en aquellos difíciles tiempos el cristianismo adopto un radicalismo extremo, convirtiéndose en un verdadero enemigo del libre pensamiento y la expresión de las ideas. Pasarían mil años antes de que el mundo cristiano pudiese comenzar a desprenderse de estas pesadas cadenas que le inmovilizaban.

El Principio de Arquímedes se expresa normalmente en términos “flotabilidad”, que por supuesto, es la tendencia a flotar que posee un cuerpo, y que es una fuerza que se opone a la gravedad por cuanto evita que los objetos caigan. Y a su vez, la flotabilidad no suele expresarse en términos de peso, sino que de densidad, vale decir, cantidad de masa por unidad de volumen. Siendo estos conceptos relativamente abstractos, representan una oportunidad conveniente para introducirnos en el mundo de las fórmulas físicas. Así por ejemplo, hemos dicho que para que un cuerpo flote su peso debe ser menor que el peso del volumen de liquido desplazado.Sea entonces:
F = Flotabilidad
Pf = Peso del fluido desplazado.Por lo tanto:
F = – Pf, donde el signo (-) representa el hecho de que la Flotabilidad es una fuerza en sentido contrario al Peso.Pero,
P = m x g, donde “P” es el peso de cualquier objeto, “m” su masa, y “g” la constante de gravedad que en la Tierra es de 9,8 m/s2.Sea entonces:
mf = masa del fluido desplazado.
Por lo tanto:
F = – mf x g

Si queremos describir la ecuación en termino de densidad (d), debemos recordar que:
d = m/V

Podemos multiplicar y dividir por Vf (Volumen del fluido desplazado), de tal forma que:
F = – mf x g x (Vf / Vf)
F = – (mf/Vf) x Vf x g
F = – df x Vf x g

Dado que el volumen de fluido desplazado es igual al volumen del cuerpo sumergido, podemos decir simplemente que la Flotabilidad de un objeto depende de la densidad del fluido y del volumen d dicho objeto.

Finalmente, podemos concluir que si:
Pc = Peso del cuerpo, entonces.

F > Pc, el cuerpo flota.
F < Pc, el cuerpo se hunde.
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Chile se apaga

La nacion cultura domingo
Nuestro contertulio y amigo Jorge Baradit ha publicado un relato en el suplemento La Cultura Domingo (LCD). Hay que señalar, necesariamente, que desde hace varios años que no se publicaban cuentos en LCD. Con la creación de Jorge, se ha reiniciado el proceso. Tema no menor.

Desde la trinchera del fandom deseamos muchas felicidades a Jorge por este nuevo poroto anotado en el libro del activismo de género.

El relato, a continuación:

Finalmente el ansiado día, esperado por todos, llegó.

Hoy, a las 9:30 de la mañana, el presidente de la República, don Gabriel Aukamán Santander, apagó el último motor a combustión fósil que quedaba en funcionamiento en la capital de Chile. La ceremonia se llevó a cabo en la maestranza de aceros de Peldehue, donde hace dos meses se realizó la última de las conversiones integrales Kaifman-González, de acuerdo al plan estatal a 30 años, para convertir a Santiago en la primera capital de Latinoamérica completamente movida por electricidad. En unos años más, el país completo adquirirá la categoría inédita de «País limpio, nivel uno».

Lejos quedaron los oscuros días posteriores a la instauración de la Segunda República, cuando la insurrección y los grupos paramilitares se habían tomado los suburbios, producto del enorme descontento por los racionamientos energéticos y la debacle económica. La guerra con Argentina por los campos petrolíferos de la Patagonia motivó alianzas internacionales que impusieron un embargo asfixiante a Chile, que estranguló lentamente nuestra economía, absolutamente dependiente de la energía que llegaba desde el exterior.

La rendición de nuestras tropas en el sur, la caída del gobierno y un posterior período de anarquía hizo necesaria la intervención de fuerzas humanitarias de la ONU, asegurando un gobierno provisional encabezado por el entonces obispo de la Región Metropolitana, S.S. Luis Saavedra Canelo, prohombre de indiscutida honestidad que consiguió aunar en torno a su liderazgo a las primeras fuerzas políticas nobles capaces de levantar a un país que había tocado fondo. Fue el primero en hablar de la necesidad de una «segunda independencia de la República», sólo alcanzable con el absoluto autoabastecimiento de energía para nuestro país. «La energía es como la sangre de un país, es un regalo de Dios, no una mercancía para esclavizar a los pueblos», dijo en la recordada «Declaración de Antofagasta», en el décimo aniversario del conflicto que dejó al país de regreso en su antigua frontera norte. La enorme herida que la guerra había dejado en nuestra sociedad motivó la firme convicción de avanzar en esa «segunda independencia», a veces con demasiado ímpetu, otras de modos desesperados y descabellados. Nadie olvida la polémica decisión del sucesor de S.S. Luis Saavedra, el decano de la Universidad de Chile, Dr. Ernesto Guevara, de instalar enormes ruedas de hámsters en las cárceles para que los reos pagaran en voltios sus crímenes contra la sociedad. O la excéntrica solución del ministro Ortega de instalar monstruosos galpones alrededor de Santiago llenos de caballos corriendo sobre bandas sin fin, día y noche. Cientos de seudoinventores con las ideas más descabelladas hacían fila en las afueras del Ministerio de la Energía, todos con la firme intención de revolucionar la producción energética con golondrinas, explosivos, camarones de río o supuestos acumuladores que atrapaban la ira de perros rabiosos en celdas voltaicas.

PEDALEANDO

Fueron años duros para nuestra sociedad. Caudillo tras caudillo se sucedían en los peores años para nuestra República. El «Caso Chile» era materia de estudio en cursos sobre política internacional. Lo cierto es que éramos el ejemplo perfecto para hablar del fracaso.

Pronto comenzó el tráfico de energía. Mafias internacionales robaban generadores mecánicos en las postas rurales de Argentina para pasarlos de contrabando a los pueblos fronterizos chilenos. Una familia completa podía vivir decentemente generando energía clandestina para sus vecinos a través de cables subterráneos, pedaleando en la bicicleta de poleas día y noche, padres e hijos, en turnos agotadores. También estaba la mafia tailandesa que contrabandeaba baterías de automóvil y químicos activos venenosos que reemplazaban la iluminación de las casas.

Pasaron muchos años antes que la administración estatal se diera cuenta del gran error que habían estado cometiendo. La implementación de un GRAN PLAN a escala nacional era el equivalente a los enormes, pesados e inoperantes computadores de los albores de la informática. Lo que realmente se necesitaba era una red de esfuerzos locales interconectados. Que cada zona del país aportara con sus particularidades en la tarea. Para ello vinieron técnicos de todo el mundo respondiendo al desafío de construir una sociedad energéticamente limpia. Otro tipo de revolución impulsaba a jóvenes idealistas a cruzar el orbe y a instalarse en un país agonizante del tercer mundo.

RED LUZ

Repentinamente las lluvias dejaron de llegar como de costumbre y las represas dejaron de funcionar adecuadamente. El cambio climático se hizo realidad. Los países comenzaron a gastar sus exiguas reservas de petróleo en carísimos y muy contaminantes sistemas de generación por motores de combustión. Pronto llegaron las guerras por el control de las últimas reservas viables. Enormes movilizaciones de material bélico avanzaban como una plaga de langostas sobre pequeños países, que habían sido maldecidos por estar sentados sobre mares de esa melaza negra y maloliente, la «Venganza de los dinosaurios», como le llamaban sus detractores.

Mientras las grandes potencias se peleaban por el dominio de los nuevos pozos en el Índico, Chile llevaba décadas desarrollando el programa Kaifman-Gonzalez, en honor al equipo chileno-austríaco que desarrolló la Red Transversal de Esfuerzos Diversos o simplemente la Red Luz, como la conocía el ciudadano común.

Hoy en la mañana, mientras los reportes de las agencias internacionales son desalentadores acerca de los bombardeos sobre Barcelona y Frankfurt, nuestro país indica el camino del futuro. Decenas de residentes extranjeros de las potencias observaban desde lejos el acto del presidente Aukamán (ninguno aceptó sentarse en el mismo acto con sus contrapartes), comisionados por sus gobiernos para observar la experiencia chilena. El «Caso Chile» ha tomado una nueva connotación.

La mañana estuvo preciosa, la brisa de septiembre fue el mejor marco para la celebración. En el exterior de la maestranza, cientos de ciudadanos celebraban la ocasión. Para ellos se habían desplegado enormes origamis sintéticos de plasma que proyectaban nítidas imágenes del primer proyecto exitoso: las «Turbinas Niemand», enormes brazos flotantes que se extendían kilómetros mar afuera para capturar el ímpetu de la corriente de Humboldt. Su perfil orgánico, similar a tentáculos meciéndose con la corriente, era visible incluso desde aviones que volaban a grandes altitudes. Nuestro país parecía tener un hermoso cabello ondulando en las mareas del Pacífico. También aparecieron las inconfundibles «Flores Enkeli», esos prados infinitos de enormes hélices plateadas que cubren con su resplandor las pampas de la Patagonia chilena. Fundiéndose en hermosos tonos violeta, entraron a cuadro las exitosas «Unidades Fassler-Mundaca», cómodas unidades de arriendo inspiradas en los generadores mecánicos clandestinos, capaces de proveer a comunidades aisladas mediante tracción animal. Pero sin duda el proyecto más querido por la ciudadanía era «El jardín de los diaguitas», una construcción diseñada por un grupo de escultores, poetas, niños de ocho años, sacerdotes, un asesino convicto y dos profetas colombianos, que dibujaba imágenes y palabras en el desierto de Atacama utilizando miles de pozos de un kilómetro de diámetro, cubiertos con una tapa negra opaca de tungsteno. La energía geotermal producía gases que escapaban a enorme velocidad, moviendo paletas que generaban electricidad y mecían a la vez maravillosos móviles de madera y latón de hermosos colores tornasolados. La delegación británica invitada a la inauguración, dijo en su momento que esta obra era la primera piedra de lo que estaba llamado a ser «El nuevo Medio Oriente», «The sun is your new cupper, and here, in Atacama desert, is more powerful than in anyplace. You have here your new great wealth».

ESTUPIDEZ HUMANA

El presidente Aukamán, vestido con su impecable traje colector Armani, fabricado con microceldillas solares capaces de generar energía para un teléfono móvil y un hand PC, reveló el siguiente gran proyecto en el que el Estado invertiría todo su esfuerzo: hacer productiva la red de volcanes cordilleranos. Observó que prácticamente ningún país del planeta contaba con una fuente de energía tan potente, limpia y disponible como ésa. Habló con emoción acerca de la manera cómo finalmente la Pachamama nos regalaba todo su amor. De cuánto nos habíamos demorado en entender que debíamos respetarla, agradecerle y venerarla como el origen de toda vida y bondad por la manera desinteresada en que ella nos entregaba su sangre en la forma de energía sana, luminosa y transparente. Lo feliz que estaba de que finalmente nos hubiéramos unido a ella y trabajáramos juntos, no contra ella.

Cuando finalizó su intervención, todos aplaudieron rabiosamente. Siguieron con expectación las maniobras de la grúa que levantaba el vetusto motor a combustión y lo depositaba en un nicho preparado especialmente para la ocasión, tras unos gruesos vidrios que lo protegerían del deterioro. Porque quedaría allí, para siempre, como un mudo recordatorio de la estupidez humana. Para que nuestros nietos pudieran preguntarse en qué estaban pensando nuestros abuelos cuando envenenaban conscientemente el mismo aire que respiraban sus propios hijos.

publicado originalmente en LCD la cultura domingo.

Fundación

1541, Santiago de Nueva Extremadura. Juan Jufré, enviado por Pedro de Valdivia, aguarda el aterrizaje de los primeros colonos. Hace frío y no deja de tiritar. Maldice sus superiores por mandarlo a cumplir una tarea tan desagradable. El último inmigrante desciende.
Comienza a abrir las cápsulas de los viajeros. Se agudiza el temblor de sus manos, pero ya no es por frío. Dentro de cada cápsula descubre un cadáver, son más de trescientos… sus rostros morados delatan la huella de la asfixia. Esa noche se le entrega la orden de incinerar toda evidencia del arribo malogrado. La Historia no debe enterarse que, en el día de su fundación, esta ciudad quedó destinada a ser una necrópolis accidental.

Imagen: ParkeHarrison

Tauzero Cómics

Extractos de una entrevista con Sergio A. Amira (Tauzero Cómics) para el portal de cómics Viñetas.cl.

VIÑETAS.CL: A cuatro años de la aparición del primer número de JUSTICIEROS, el título insignia de Tauzero Cómics, la industria del cómic chileno sigue gozando de una salud envidiable. TEMPONAUTAS, LA ÚLTIMA FRONTERA, JUAN SOLDADO, MITOS Y LEYENDAS y varios títulos más llegan mensualmente a las librerías de casi todo el país… un país en el que hace menos de una década era raro que un cómic sobreviviera a su primera entrega. ¡Y ahora TC prepara un especial número 50 de JUSTICIEROS! ¿Cuál creen ustedes que es la razón detrás de este éxito inusitado? ¿Hubiera sido posible sin el boom editorial de 2007-2008?
SERGIO AMIRA: Este éxito no es algo tan inusitado desde mi punto de vista sino que más bien es la lógica consecuencia que ha tenido una planificación larga y metódica que hemos venido realizando en Fobos y TauZero desde fines de la década pasada. Como he dicho en otras entrevistas, la revolución sólo podía llegar desde fuera cómo llegó Superman allá por 1933 para cambiar para siempre el mundo de las viñetas, primero, y luego el de la televisión, el cine, etc.
Esa revolución en Chile se llamó Ygdrasil que es mucho más que una novela, es una bomba de racimo cuyos efectos todavía se dejan sentir. La ciencia ficción, la fantasía, los cómics, los juegos de rol, todo lo que podemos englobar dentro de lo «friki» iba a paso de tortuga. Es como si Jorge [Baradit] a esta tortuga lenta pero persistente le hubiera propinado una patada que la propulsó casi a la velocidad de la luz. Sin el boom del 2007-08 creo que no se hubiesen incorporado a nuestras filas tantos notables autores «mainstream» como los que ahora tenemos y que incluso han trascendido nuestras fronteras. Franz Méndez, por ejemplo, comenzó guionizando Juan Soldado y ahora escribe 10000 Bullets tras ser escogido por el propio Brian Azzarello. Y ni hablar de KARMA POLICE, nominado a los Eisner y Harvey el año pasado.

VIÑETAS.CL: ¿Qué opinas sobre la decisión de la editorial Fobos de publicar directamente sus cómics en formato cbr para venta en discos? Dejando de lado el tema de la piratería, pues es sabido que no hay formato que la resista, ¿cuál es tu impresión, como veterano del mundo del cómic acostumbrado al papel impreso?

SERGIO AMIRA: Mi respuesta en este sentido es muy predecible: nada puede reemplazar al papel. Puede que Fobos intente llegar a un público masivo con el formato cbr, pero los lectores de cómics seguirán prefiriendo el formato impreso. Por lo demás, las ganancias hoy en día están en las licencias y el posicionamiento de los personajes más que en los cómics. Sabido es que los lectores de cómics son los mejores test-subjects con los que se puede contar, por lo tanto los cómics se han convertido en nuestro campo de prueba para saber que historias y que personajes pueden funcionar luego en series animadas, películas, action-figures y video-juegos.
Nuestra editorial ha percibido más ganancias por el buevo juego para consola de los Justicieros que todos los números de su título publicados a la fecha. ¿Tienes ideas de cuanto dinero le ha reportado a Jorge la venta de ‘juguetes para adultos’ Ygdrasil, ropa interior, muñecas inflables de Angélica y Mariana… A diferencia de Len Wein que no percibió un céntimo de las ganancias producidad por Wolverine los autores chilenos hemos podido salvaguardar los derechos de nuestros personajes sigueindo el ejemplo de Image y otras editoriales independientes. Te diría que si bien ahora somos una industria, funcionamos como indendientes. En TauZero los autores son los dueños de sus personajes e historias y es por eso que KARMA POLICE puede emigrar a la competencia. Es lo justo.
VIÑETAS.CL: Hace unos meses te preguntamos qué pensabas sobre el apodo que te habían puesto tus colegas (y la mayoría de los lectores), «el Kirkman chileno». Ahora, a raíz de la miniserie DIOSES, han empezado a hablar de ti como «el Morrison chileno». ¿Cuál es tu opinión? ¿No era precisamente Grant Morrison una de tus inspiraciones como guionista de cómics?
SERGIO AMIRA: Y cuando salga mi próxima novela gráfica van a decir que soy el Daniel Clowes chileno. La gente siempre va a querer compararte con alguien y eso está bien. Archiconocida es la frase atribuída erróneamente a Newton (en realidad es del teólogo y filósofo de Chartes), esa de «Un enano subido a los hombros de un gigante verá más lejos que el mismo gigante». Es como si la estatura se fuese reduciendo cada vez más pero la amplitud de visión aumentando. Morrison es un gigante sin duda, pero un enano que se paró sobre los hombros de William Burroughs y Borges. Tal vez alguien se instale a futuro sobre mi hombro, y espero que sea un enano ya que no podría soportar el peso de un gigante.
VIÑETAS.CL: Si bien los rumores siempre han estado ahí, desde la misma fundación de Fobos un año después de TC, lo cierto es que han empezado a cobrar fuerza estos últimos meses: ¿qué hay de cierto en la posibilidad de un crossover entre las compañías? ¿Te gusta la posibilidad?
SERGIO AMIRA: Conozco a Jorge desde hace mucho tiempo y le respeto y aprecio profundamente. Pero también es cierto que hemos discrepado en muchos aspectos y hemos tenido discuciones fuertes con mandadas a la chucha incluida. Pero hay dos puntos en lo que concordamos desde que nos conocimos: 1) El libro lo escribimos todos, 2) la promiscuidad creativa es buena.
Ahora bien, dicho esto, si llega a concretarse el crossover tendrá que ser algo a la altura del Wild Cats / Aliens de Warren Ellis o no se hará nada. Si el crossover no tiene ninguna repercusión en los universos y personajes de cada editorial, no será sino una artimaña para captar más lectores como pasó con Marvel vs. DC, lectores que 20 años después siguen quejándose porque Wolverine le ganó a Lobo. Si juntamos a Céfiro con Mariana, será para que tengan un hijo o uno mate al otro definitivamente y no para que juegen a las muñecas, de eso pueden estar seguros.
Algunas preguntas enviadas a nuestro correo por los foreros de Viñetas.cl:
dark_656: Sergio, soy un fanático de JUSTICIEROS, y he leído todos sus números (al menos todos los que tú has guionizado, o sea, 33). Mi personaje favorito es Huallipén, así que entenderás que esté enojado. No entiendo por qué tenías que matarlo al final de DIOSES, y de una manera tan horrible y humillante. ¿Va a regresar?
SERGIO AMIRA: Por supuesto que regresará, y la forma en que este regreso será posible se relaciona directamente con la manera en que fue asesinado. Te adelanto que en su ausencia surgiran cuatro personajes distintos alegando ser la reencarnación de Huallipén. El título de esta saga iba a llamare REINO DE LOS HUALLIPENES, pero nuestros abogados me aconsejaron no usar ese nombre por razones que están a la vista. No queremos otro condoro como el GIANT MAN THING de 1974.
avariel95: Sergio, en el segundo número de la miniserie DIOSES (JUSTICIEROS #42), Milodón se enfrenta a uno de los moais en pleno centro de Santiago. ¿Cómo es posible que Milodón haya llegado a Santiago desde Tierra del Fuego en el mismo tiempo en que el moai caminó desde Valparaíso a la capital? Porque en JUSTICIEROS #41 Milodón aparece hablando con Glaciar en el Palacio de Hielo.

SERGIO AMIRA: La respuesta es simple. El Milodón que habla con Glaciar es un clon hecho a partir de las muestras de tejido vendidas al British Museum en 1895. Algunas pistas han sido entregadas al respecto en anteriores números. Si te fijas en JUSTICIEROS #39 Milodón aparece bebiendo té con leche cuando el sólo bebe café negro y siempre ha dicho que odia el té por encontrarlo una infusión de maricas.
barneypink: El encapuchado que se hace llamar Manuel Rodríguez en LA ÚLTIMA FRONTERA #13, ¿es realmente el personaje histórico? ¿No sería un error de continuidad para TEMPONAUTAS?
SERGIO AMIRA: Es realmente Manuel Rodríguez histórico, y en este caso no hay discrepancias de continuidad con TEMPONAUTAS ya que este Rodríguez proviene de una realidad paralela.

fernanda: Hace varios años leí un cómic que se llamaba CORDILLERA MAN o algo así. En JUSTICIEROS #34, mientras El Minero discute con Aleación, hay varios superhéroes en segundo plano y estoy casi segura de que el Hombre Cordillera es uno de ellos. ¿Es cierto? ¿Hay intenciones de resucitar al personaje o incluirlo en la continuidad de JUSTICIEROS?

SERGIO AMIRA: Existía la intención, pero con el Hombre Cordillera tenemos un problema similar al de Gaiman y McFarlane con Miracle Man. Como no tenemos tiempo ni paciencia para largos y desgastadores procesos judiciales, se desechó la idea de incorporar al Hombre Cordillera a nuestra continuidad, hasta que los derechos sobre él hayan sido dilucidados del todo.
Imágenes de apoyo: Capitán Esteban Rogelio «Superpaco», Antonio Estay «Huáscar», viñeta del nº42 de Justicieros.

Fin del viaje

–¿Marlow? Marlow no era un marinero típico, lo definiría más como vagabundo que como marino. Entre nosotros era el único que «seguía el mar». Era alguien admirable. Desde que me asomé al abismo, entendí mejor el significado de su mirada, incapaz de ver la llama de la vela pero amplia como para abarcar el universo y penetrante como para meterse en los corazones que laten en las sombras. Después de su travesía por el río Congo en busca del señor Kurtz se marchó al fin del mundo, literalmente. A una maestranza junto al Estrecho de Magallanes. El inmenso complejo mecánico de una cuadra se llamaba Minerva y su personal de ingenieros, técnicos y profesionales tanto ingleses como chilenos, era de reconocida competencia. Debo decirle que este taller nada tenía que envidiarle a los mejores de Europa porque en sus pabellones se modelaban, reparaban y construían piezas difíciles y complicadas de los mecanismos de las naves regionales, nacionales y extranjeras. Allí se fundía hierro y bronce; se reparaban buques, máquinas y calderas; se aplicaba soldadura eléctrica y autógena. Se fabricaba las prensas para lana «Ferrier-Minerva», estanques de todos los tamaños, molinetes a vapor, bombas de alimentación, chimeneas y ventiladores de buques, volantes, poleas, émbolos…

–¿Y que hay de Marlow?
preguntó el agente de la Compañía, Silvester Fugellie.

–Descansos, machones, engranajes, ejes de transmisión, hélices –continúo el anciano ignorando a su interlocutor–. Ofrecía catalinas para molinetes, roldanas patente de guarnes, repuestos de prensas, aceites para máquinas marinas, cilindros, motores semi-diesel y de gas pobre, motores eléctricos, de automóviles Ford y de tractores y una cantidad surtida de implementos y accesorios de ingeniería naval. Aquel viejo taller era el orgullo de la industria magallánica, si señor. Y allí trabajaba Marlow y seguíamos sabiendo de él ya que de ese complejo se hablaba en los lugares más remotos del mundo, dónde jamás faltaba alguna embarcación que había recurrido a sus servicios, durante su tránsito por el Estrecho de Magallanes.

–¿Qué función cumplía Marlow allí?

–Era el administrador o algo por el estilo, Minerva como sabe era de la Compañía, prácticamente todo era de Leopoldo II por aquel entonces. Marlow no era más que otro Kurtz pero en una situación más cómoda por decirlo de alguna manera. Fue un hombre notable sin duda, en su voz había candor, convicción y rebeldía, la horrosa imagen de una verdad que apenas intuímos…, la más curiosa mezcla de odio y deseo. Cómo Kurtz él había dado el útlimo paso, traspasado el umbral…

El anciano hizo una pausa para recargar su pipa de tabaco negro, y continuó su relato:

–El mar es más fuerte, por supuesto, y no pasó mucho antes que Marlow se embarcara nuevamente en una fragata británica que para mala fortuna terminó encallando en el archipiélago Guayaneco, en las costas de la Patagonia Occidental. Alrededor, por un lado y por el otro los fuegos de la muerte bailaban a la noche; el agua, como óleos de una bruja ardía blanco, verde y azul… Meses más tarde, cuando fui a rescatar los restos de Marlow supe cómo había encontrado la muerte mi viejo amigo. Tras el naufragio él y unos pocos sobrevivientes, entre los cuales se encontraba el capitán Cheap y unos marineros de apellido Hamilton y Campbell, se vieron forzados a convivir con los salvajes de la zona, unos indígenas llamados aónikenk que como la mayoría de los patagones poseían un modo de vida cazador-recolector, durante los inviernos se encontraban en las zonas bajas y durante el verano ascendían a las mesetas centrales de la Patagonia o a la cordillera de los Andes. Las mujeres confeccionaban unas mantas llamadas quillangos de hermosas formas y coloridos de hasta doce pieles. Tras el contacto con el hombre blanco habían incorporado la costumbre de fumar tabaco y era frecuente verlos fumando con el uso de pipas de tubo corto, en un recipiente de madera. El caso es que el cacique de la tribu que albergaba a Marlow había ido con su mujer en la canoa a corta distancia de la costa, donde ella buscaba erizos, pero no habiéndoles ido con provecho, regresaban de bastante mal humor. Uno de los hijos de del cacique, de unos tres años de edad y a quien parecían querer mucho, al verlos se echó al agua para ir a encontrarlos: el padre puso una canasta de mariscos en manos del chico, pero, hallándolo éste muy pesada, la dejó caer: a esto, el padre saltó de la canoa y, cogiendo al niño por los brazos, lo estrelló con la mayor violencia contra las rocas. La pobre criaturita quedo sin movimiento y desangrándose, hasta que su madre fue a recogerlo; pero luego murió. La mujer parecía inconsolable, pero el bruto del padre no manifestó ningún pesar. Y es aquí dónde Marlow pareció perder lo poco de cordura que le quedaba y con un remo golpeó al cacique y siguió apaleándolo hasta matarlo mientras los salvajes lo miraban pasmado. El hijo mayor del cacique oyó los gritos y trató de detener a Marlow con una lanza que le atravesó los omóplatos. La gente huyó hacia el bosque temiendo represalias y los señores Hamilton y Campbell tomaron una canoa y huyeron de allí. Hasta mi llegada al parecer a nadie le importó mucho recuperar los restos de Marlow. Cuando di con sus huesos, la hierba crecía por entre sus costillas y era tan alta que tapaba los restos intactos. Ese ser sobrenatural no había sido tocado luego de morir. La aldea estaba abandonada, y las chozas se caían con los techos podridos. Evidentemente, había ocurrido una catástrofe. La gente aterrorizada, se internó en la selva y no regresó…

El anciano exhaló el humo de su tabaco y apagó la pipa. Fugellie se puso de pie muy calmado, desenfundó su pistola y dijo:

–No le creo una sola palabra. Marlow no murió, usted es Charlie Marlow.

El viejo marinero alzó la cabeza y observó una densa franja de nubes oscuras cubriendo el mar, la tranquila corriente que llevaba a los confines de la Tierra fluía bajo el cielo cubierto, parecía conducir directamente hacia el corazón de las inmensas tinieblas.